sábado, septiembre 26, 2009

domingo, septiembre 20, 2009

PARA INICIAR BIEN EL DÍA



INSTRUCCIONES:


1.- Crear un fichero cualquiera.
2.- Guardarlo como "a Zapatero"
3.-Llevarlo a la "Papelera de reciclaje"
4.- Hacer clic en "Vaciar papelera"
5.- Aparece un mensaje en pantalla que pregunta:
¿Desea eliminar "a Zapatero"?
6.- Responder: Sí


NO SIRVE DE NADA PERO ALEGRA EL DÍA

lunes, septiembre 14, 2009

YO ESTOY CON JOSUÉ.

Dejémonos de tibiezas y actitudes políticamente correctas (como enseña ZP con su EPC y después hace lo que se le pasa por el arco del triunfo), y hablemos de la realidad.

Estoy con Josué porque es una persona que, viéndose atacada en el metro de Madrid por un grupo numeroso (según todos los canales que ya le han juzgado) de radicales, luchó por su vida. ¿Quién no habría hecho lo mismo? Matar no está bien, a no ser que sea para defenderse. Eso fue lo que hizo Josué.

¿A quien mató para defenderse? A un tal Carlos Palomino. Un chaval buenísimo según su madre, y tolerante, amante de la libertad (para los suyos sólo) como dicen los medios de comunicación. En la Legión tenemos un dicho: “Antes de que llore mi madre que llore la suya”.

Este es Javier Palomino:

Carlos Javier Palomino, más conocido como “Pollo” en el ambiente antifascista madrileño, era un skinhead antifascista.
Carlos Javier Palomino también se consideraba un “hooligan antifascista”. Carlos Javier Palomino se jactaba, a través de un blog personal, de las palizas que les daba a sus supuestos enemigos.
Carlos Javier Palomino predicaba la violencia directa, a través de ese blog, los navajazos y el asesinato de sus enemigos.

Curiosamente su blog o fotolog ha sido cerrado para que la gente no vea como se las gastaba el angelito. Pero he podido conseguir este par de fotos a través de la red.




El muy “santo”, perteneciente a la BAF (grupo antifascista que también amenazó con matar a mi sobrina de dos años, no a mí porque no tienen lo que hay que tener), iba a reventar una manifestación de DN. Vamos, que no iba con los amiguitos a jugar a las recreativas. Según todas las cadenas iba dentro de un grupo numeroso de antifascistas (guarros los denomino yo), pero lo que no dicen es el número, ya que no eran diez o doce, sino cerca del centenar. ¿Si cualquiera de nosotros nos vemos acorralados por semejante pandilla de hijos de puta con malas intenciones, qué haríamos? Yo creo que al no tener vía de escape haría lo mismo, e incluso más.

Después de su muerte, buscada por él, sus “inocentes y tolerantes” amigos antifascistas (que salieron corriendo como gallinas a pesar de su número) provocaron disturbios en la Puerta del Sol y atacaron a la Policía. Estos son los izmierdosos pacíficos amantes de la libertad, como el tal “Pollo”.

Si su madre lo hubiese educado y controlado en condiciones ahora no estaría criando gusanos. Menuda joya de niño tenía.

La pena que piden para Josué es de entre 25 y 39 años. Pena ejemplar diría yo, ya que a De Juana Chaos (de ETA=marxismo=izquierda=socialismo) sólo le cayeron 8 meses por cada una de sus víctimas. Veremos lo que pasa.

Vivimos en una “dictadura democrática zapateril/socialista” donde todo aquel que sea de izquierdas puede hacer lo que quiera.

sábado, septiembre 12, 2009

FREE BIRD

Esta canción está dedicada a todos los que visitáis mi página.
Es “Free bird” de uno de los grupos que más me gustan, Lynyrd Skynyrd.
El video es de la película The devil’s rejects.



...Dios sabe que no cambiaré.

jueves, septiembre 10, 2009

Zapatero día a día

Zapatero lleva juguetes a los niños del Hospital San Juan de Dios y el Director le dice:

- Señor Presidente, usted le trae juguetes y los niños hace dos días que no comen...

- ¡Ah... entonces dígales que si no comen, no hay juguetes!

OTRO DIA

Un borracho está en la Plaza Mayor gritando: - ¡¡¡ EL PRESIDENTE ES UN HIJO DE PUTA, EL PRESIDENTE ES UN HIJO DE PUTA!!!

Rápidamente, aparecen dos policías y le empiezan a da golpes por traición a la Patria y se lo llevan a rastras.
El pobre borracho empieza a implorarles:
- ¡Pero si me refería al Presidente de Estados Unidos!

Y los policías le contestaron:
¡No trates de confundirnos! ¡Nosotros sabemos bien quién es el hijo de puta!


AL DIA SIGUIENTE

Llega un borracho a la Moncloa y encara a los guardias de la Casa del Presidente del Gobierno:
- ¡Apártense... voy a pasar! ¡Yo quiero ser el nuevo presidente del País, coño!!! ¡¡¡HIC!!!

- ¿Quéééé? ¿Eres gilipollas? ¿Estás loco? ¿Eres retrasado mental? ¿Tienes basura en la cabeza?

-¡Eepa... no sabía que pedían tantos requisitos!
¡¡HIP!!

OTRO DIA MÁS


-Zapatero, molesto, manda llamar a Jaimito y le dice:- ¡Me enteré de que estás diciendo por ahí que cuando me muera vas a escupir en mi tumba! ... ¿es verdad eso?
- ¡No, Sr. presidente, eso es mentira! UD. sabe que a mi no me gusta hacer colas.

Y AL FIN

Le pregunta Zapatero a Jaimito: - ¿Así que tú eres el de los cuentos?
- No, Sr. presidente... yo soy el de los chistes, el de los cuentos es UD.

jueves, septiembre 03, 2009

¿Los últimos días de España?

En 2007, el prestigioso escritor de la posguerra europea Walter Laqueur publicó The Last Days of Europe, un lúcido estudio sobre las causas de la decadencia europea. El libro no ha sido publicado todavía en España, donde la corrección política se impone.

Laqueur trata de dar respuesta a la cuestión de qué ocurre en una sociedad cuando bajos índices de natalidad sostenidos, envejecimiento, se juntan con una inmigración incontrolada. El autor cree que Europa, dada su debilidad, jugará, en el futuro, un modesto papel en los asuntos mundiales, a la vez que muestra su certeza de que será algo más que un museo de pasadas gestas culturales, para el solaz de turistas asiáticos. Por supuesto que España no se escapa de su agudo análisis y deja constancia de su role en el “landslide” europeo.

El contexto sociocultural que expone Laqueur, es motivo para reflexionar sobre las singularidades que aquejan a España y que no comparte con ningún país de Europa, lo que su hace de su situación algo particularmente grave:

- En España, a los 30 años de aprobarse una constitución democrática, el modelo de estado sigue sin cerrase, lo que se ha traducido en una dinámica de descomposición. En un arrebato de originalidad se puso en práctica un modelo excepcional en el constitucionalismo comparado: se inventó el “estado de las autonomías”. Su materialización ha consistido en ir desposeyendo, paulatinamente y sin pausa, al Estado de sus competencias, creando a la vez fronteras interiores basadas en exclusivismos artificiales y en diferentes niveles de bienestar.

- España es el único país de Europa con un terrorismo propio, de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes están en las instituciones del estado y reciben ayuda de los presupuestos públicos.

- En España, se relativiza, o se niega el concepto de nación, impulsado por un “status” de idiocia política que permite la puesta en manos de exiguas minorías independentistas resortes políticos que cualquier estado con un mínimo sentido de la supervivencia no osaría considerar, ni tan siquiera en tono de broma, su transferencia a las regiones. Ejemplo: la educación.

- Y, sobre todo, existe un hecho de enorme importancia social: el pueblo español cree que vive en una democracia consolidada. Las ”élites” políticas españolas trasmitieron al pueblo que se había terminado con éxito la “transición política” y que todos se habían convertido en “demócratas de toda la vida”. Se había conseguido un hecho espectacular, lo que otras naciones habían tardado siglos en alcanzar, España lo había conseguido en una década prodigiosa. Se instaló en la opinión pública la certeza que era madura y estaba bien informada, que había una clase política experta y con sentido de estado, que funcionaba la separación de poderes y actuaba como la fortaleza de la democracia, dado el vigor y prestigio de sus instituciones. Todo era una falacia.

Un largo periodo de crecimiento económico y bienestar material enmascaró durante años la metástasis que corroía el cuerpo nacional. El fin de los sueños se produjo el 11 de marzo de 2004. Un ataque, posiblemente por parte de un actor no estatal, en forma de acción terrorista, iba a poner de manifiesto la enfermedad terminal que aquejaba a España. La sociedad lo encajó como un “atentado”, un hecho al que estaba acostumbrada por las innumerables acciones de ETA y que tenía su liturgia particular. Empieza con el estupor e indignación, sigue con las condenas, las manos blancas a continuación y, después, el olvido, hasta el siguiente.

Pero esta vez, el ataque era de carácter “apocaliptico”, no era “selectivo” como los anteriores. Tenía un objetivo claro, destruir España como actor estratégico. Los casi doscientos muertos y los cientos de heridos, efecto material del ataque, sólo eran el catalizador para alcanzar los efectos estratégicos, los terroristas habían finalizado su trabajo. Los creadores de opinión pública y la puesta en práctica de una política diferente se encargarían de materializar esos efectos. El pueblo español se encogió. No había sido casual que España fuese elegida como blanco. La debilidad de sus instituciones y la vulnerabilidad de su opinión pública, la hacían pieza adecuada para asestar un duro golpe al mundo occidental, suprimiendo a uno de sus peones.

A partir del 11 de marzo de 2004, España desapareció como actor estratégico y se volvió hacia si misma, como había hecho en los dos siglos anteriores. Una ola de “catetismo” invadió el país. La fabricación de “diferencias” entre regiones se acentuó, “la España plural”, a la vez que la Constitución se adaptaba convenientemente a las circunstancias. Se apeló a la “memoria histórica”, como si de la Guerra Civil al posmodernismo de principios del siglo XXI no hubiese ocurrido nada, y se articuló una política de “ampliación de derechos” que no era más que ingeniería social, al más puro estilo orwelliano.

El 11 de marzo de 2004 se convirtió en fecha incómoda. La sociedad española no consideró la acción terrorista un ataque a su integridad, sólo una retribución por una errónea política exterior. Cualquier estado moderno que sufriese una agresión semejante habría empleado los resortes adecuados para conocer quien promovió el ataque y a quien beneficiaba, en el ámbito internacional, para actuar en consecuencia. Pero a una sociedad que se le había inoculado el “no a la guerra”, no podía concebir que alguien emplease la violencia organizada para alcanzar fines políticos. La solución fue aplicar el procedimiento penal, aunque era, a todas luces, insuficiente. La “verdad judicial” aclararía el hecho. Hoy se conoce dicha verdad, pero poco se sabe de quien ordenó el ataque y a quien benefició en el ámbito internacional. La opinión pública, dirigida por su clase política y por los medios de comunicación, olvida.

Como señala Laqueur, Europa esta enferma. El bajo nivel de natalidad y una inmigración descontrolada, es un cóctel letal para el ser europeo y para cualquier sociedad. España sufre esa enfermedad y, además, su propia deriva centrífuga, que puede acelerarse al ampliarse las desigualdades sociales por la crisis económica. Su sociedad está enferma y su mediocre clase política es incapaz de encontrar el tratamiento adecuado ya que, sin excepciones, se embarca en una huida hacia delante, alabando el “estado de las autonomías” y evitando las referencias éticas.

Si no se reacciona, todo hace indicar que The last days of Spain precederán a los del resto de Europa.